miércoles, 30 de septiembre de 2009

Harta. Hoy... Etiquetas.

(Ñeñeñe, mi primera entrada~ Ya sé que no soy tan famosilla como Kona por aquí, pero os toca aguantar mis quejas.)

A ver... que me diga aquel o aquella, a quien la suerte acompañe, que no ha tenido que sufrir alguna vez a las benditas etiquetas; o me diga donde encontrar al calvo de la lotería de Navidad para que me dé suerte a mí también (¡Ah! Y mil perdones a Mr. Calvo, pero siempre lo he llamado así y no tengo ni idea de su nombre). Y, supongo que lo imagináis, pero no, no me refiero a las etiquetas de la ropa que, aunque también son un coñazo porque la mayoría de las veces ponen ahí hasta el DNI del fabricante, al menos se soportan, y si no siempre puedes cortarlas.

Al caso, yo tengo una pequeña división en ramas de las etiquetas, porque es que hay de muchos tipos, pero solo hablaré de dos para no aburrir aquí a to' Dios. Estas dos son: las Etiquetas Sociales y las Etiquetas de Nacionalidad. (Después hay también Religiosas, Económicas, de Edad, Tamaño & Peso (?)...)

Comenzando por las Sociales~
Ejem... bueno, no sé si lo sabéis pero yo... soy friki. El caso, los frikis tenemos que ser obligatoriamente unos marginados anti-sociales jodidamente raros que solo pueden hablar de cosas tan jodidamente raras como ellos, ¿verdad? Porque sí, es así, si no fuera así el Universo no se esperaría unos cuantos de millones de años para destruírse... En verdad, los frikis únicamente simulamos ser "normales", pero simular solo, ¡cuidao! Y ya de paso también pagamos a to~da la gente con la que nos juntamos mientras estamos actuando como personas "no-raras", ¿no?
Así es, damas y caballeros, como creo que ya sabéis, tenemos algo de mala fama y, tal vez, algunos frikis sean así, yo no lo niego... ¿Pero acaso no hay personas así también que no son frikis? ¿O acaso no hay frikis que no son así, como la mayoría de nosotros?
En fin...

Terminando con las de Nacionalidad~ (Que desde ya, estas son las que a mí más me joden y las que me resultan más estúpidas. Porque si las otras tienen que ver con nuestros gustos, es que estas, sencillamente, no tienen fundamento.)
Por ejemplo, yo soy de Andalucía, ¿no? (Y me vais a tener que perdonar que solo hable de mí, pero es que los casos que trato directamente son los que mejor conozco.) Pues bien, véase que aquí todos somos unos retrasados, que no sabemos hablar y ya que estamos, ni leer ni escribir. Yo ahora mismo, este texto lo estoy escribiendo con todas mis innumerables faltas ortográficas, pero más tarde lo pasaré al Word para que me lo corrija, porque si no esto no lo lee ni un Hoygan, señores.
Así como todos los vascos apoyan a los etarras o todos los catalanes son unos creídos que no saben español y por eso aunque sepan que no hablas catalán no dirán una sola palabra en castellano (por joder, más que nada...).

Pues así estamos, gente, ¿qué se le va a hacer? La sociedad hoy en día se rige por qué eres y no por cómo eres. Si es que solo me dan ganas de decir...

¡Iros a la mierda todos, joder!

(Vieja, perdón por plagiarte el título~)

martes, 29 de septiembre de 2009

No a los semáforos.

Sí, se lo que estáis pensando. Y, respondiendo a las preguntas que rondan vuestras cabezas, no, no me he vuelto loca. Y no, la regla no me ha producido tal perdida de sangre que el cerebro ya no me funciona bien (peor que de costumbre, digo). Porque, seamos realistas, ¿existe alquien en este mundo que respete los semáforos? No, no lo hay. Siempre que vemos la luz en rojo nos entran las prisas, las ansias por cruzar, y no dejamos de mirar a ver si dejan de venir coches para poder cruzar.


¿No os pasa? Vaya, debo ser la única... Yo ya me considero la "Kamikaze de los pasos de cebra". Síp, es así. Siempre que pillo un semáforo en rojo, lo cruzo -o, al menos, lo intento cruzar-. Es más, si está en verde, espero a que se ponga en rojo para poder cruzar. No digo que los semáforos no sirvan de nada. Sí, regulan el tráfico interhurbano y eso, pero es que muchas veces pasa que te quedas esperando y no viene nadie. Y es que a mí, esperar en un paso de cebra, con el semáforo en rojo y sin ningún coche viniendo... Me hace sentir un poco idiota. Es que te incitan a cruzar. Tú ahí parada (o parado, claro), no viene nadie... ¿A qué coño esperas? ¿A que se te aparezca la virgen? ¡Nooo! ¡No se te va a aparecer! ¡Desiste ya! Si no se te ha aparecido hasta ahora, no lo hará mientras estés esperándo en un paso de cebra.

Pero bueno, a lo que iba, que estar ahí plantada (o plantado) como un pasmarote es de idiotas. Por eso, desde que tengo uso de razón -y que he ido sola por la calle-, siempre he preferido cruzar en rojo (sin llevar a cabo ningún acto suicida, que conste). Luego hay otra, que son las vías del tren. En Irún, tenemos unas vias con un aparato que te avisa cuando el tren esta a punto de llegar. Aquí "a punto" significa 7 minutos antes. ¡7 MINUTOS DE RELOJ! Lo aprendí cuando, llevando ya unos dos minutos esperando al tren, decidí cruzar, y estando ya a tomar por c*lo, vi que pasaba el tren. No señores, no, no se puede estar jugando con el tiempo de la gente así como si nada.

Luego hay otra variedad de pasos de cebra: los que no tienen semáforo. Hay un par llegando a mi casa que tienen forma de L. ¿Y cuál se ha dicho siempre que es el camino más rápido? ¡Pues la línea recta! Y eso es lo que hago yo. Una mírada es muy efectiva, a mi por ahora nadie me ha pitado, aunque frenazos sí que hah habido (kukuku). Eso sí, un día intentando ser legal, no me comió un todoterreno porque El Señor estaba inspirado aquel día.

Por eso yo ya me he rendido y he decidido inflingir la ley. Además, ¿la vida no es más divertida con un poquito de acción?

...

Sí, ¿no?

domingo, 27 de septiembre de 2009

Harta. Hoy... La regla.

¿Sabéis eso que suelen decir...? ¿Cómo era...? ¡Ah, sí! "Soy feliz de ser mujer." ¡Y UNA MIERDA! Bueno, a ver, a mí me gusta ser chica, pero hay unos días al mes en los que aborrezco serlo. Y sí, esos días coinciden exactamente con los días en los que me baja la regla. Nunca falla.

Y es que es así, ser tía los días de la menstruación es un asco. Literalmente. Pero bueno, para mí quizá lo de estar desangrándome es lo de menos. Y diréis: esta tía esta loca. No, no... Desangrarse no es agradable, ni mucho menos, pero la monstruación (en mi caso, al menos) trae consigo otras muchas cosas. ¿El mal humor? Nooo... Bueno, un poco sí, pero tampoco es eso. Es el dolor físico. A mí, por ejemplo, los lumbares y los ovarios me duelen sobremanera, y no puedo estar ni sentada, ni tumbada, ni de pie... Vamos, que no puedo estar, y tengo que drogarme (léase: ingerir sustancias químicas -también llamadas fármacos-) para poder pasar el suplicio un poco más tranquila.


Y pensaréis: ¿y qué narices hace esta tía hablandonos de sus ciclos mentruales? Muy sencillo: hoy ha sido el colmo. Quiero decir, normalmente me duele el primer o el segungo día. Pues bien, esta noche he soñado que me dolían los ovarios. Sí, lo he soñado. Y lo peor es que al despertarme me seguían doliendo. ¡Y no tengo la regla! Es que ya es para morirse: hecha una mierda en casa por nada de nada. Y ya no sé que hacer. Di que tampoco me he molestado mucho en buscarle solución, ¿no? Pero no sé, tampoco es plan de pasarme todo el día medio ida por un coctel de medicamentos.

La cosa es que estoy hasta las narices de sufrir por algo que es natural y que, bueno, bastante desagradable es ya de por sí como para que encima te joda toda entera. También es un puntazo que a tu madre (bueno, a la mía) no le duela y que no te crea cuando te ve arrastrándote por casa "¿Qué te pasa, hija?" "La regla..." "¡Anda niña, ya será pa' menos!" Y ya ahí si que te dan ganas de cogerla, gritarle cuatro cosas y tirarla por la ventana. ¡Es que es insufrible! Y nada, que me quejo hoy porque me ha dolido sin tenerla... ¡Esque manda narices!

¡Hasta las pelotas ya de ser mujer!

sábado, 26 de septiembre de 2009

Harta. Hoy... La familia.

Empiezo este post con un suspiro. Antes de salir de casa mi madre empieza a vociferar que mi cuarto... Perdón, el espacio de la casa en el que habito, porque MI cuarto no es (según ella, claro), está indecente, que esta lleno de mierdas que tengo que quitar, o meter en cajones. A lo que yo le contesto "¿qué cajones?".

Sí, amigos, mi cuarto (ups) es taaan pequeño que aún teniendo lo justo y necesario y aunque lo intente adecentar de vez en cuando, siempre parece estar hasta arriba de cosas.

Me dan la idea de meter los libros de cursos anteriores en cajas. ¿Qué cajas? "Yo que sé, buscalas. Hay muchos sitios donde te las dan". Sí, es cierto, por todas las esquinas ves gente regalando cajas. ¡Vamos, hombre!

Llega mi abuela y empieza a pedir que le enseñe cosas. Es una simple excusa para husmear en mi ínfimo espacio personal y recordarme que este curso tengo que estudiar mucho. ¡DEJAD DE DECIRME QUE ESTUDIE! ¡¡SOLO LLEVO UNA SEMANA DE CLASE!!

Porque esta es otra. De diez cosas por las que se pasa mi madre por el espacio que me ha cedido para vivir, nueve son para mirarme mal (ya que estoy, probablemente, con el ordenador encendido) y decirme que estudie, o que me ponga a hacer los exámenes del EGA (Euskararen Gaitasun Agiria, un examen que prueba que sabes euskera, bastante difícil de aprobar), que ya que he pasado en la prueba inicial, no quiere que la cague en la escrita... ¡Ni que yo suspendiese por gusto!

Pero bueno, a pesar de esto no quiero que me malinterpretéis. Me lo paso bien, me río y tal... Quiero decir, no todo son malos momentos y así. Solo que uno se suele quedar con lo malo. Y yo como no les puedo responder por muchas ganas que tenga, me lo callo y acabo quemándome. Pero bueno, pienso en positivo: un par de añitos más y habré acabado la carrera, y por fin seré... Libre.

Suena guay, ¿eh?

viernes, 25 de septiembre de 2009

¿Sabes que te digo? Que no.

Esa es la frase que me habría gustado decir muchas veces durante mi vida. Lo que pasa es que soy la típica idiota que siempre dice que sí. ¿Por qué? No lo sé, me sale, y punto. Pero, ¿sabéis? Ya estoy harta. Harta de decir que sí a todo, de tener que dar todo hecho, de ser la que pringa. Me he cansado.

Pero claro, la señorita no puede cambiar de pronto, así que mientras tenga que seguir tragándome la mierda del resto usaré el blog como lugar de queja. ¿Por qué? Porque me da a mi la gana, y punto.

Bueno, a ver si apaño esto que el blog esta un poco chuchurrío...